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En la antigua Roma en él tiempo de los Augustos (Título obsequiado al máximo gobernante de la época mejor llamado “Emperador”, uno de los ejemplos más notables Octavio el Magnánimo y poderoso); él evento en él que más asistían los ciudadanos romanos eran los circos que se realizaban en él anfiteatro, una especie de estadio gigantesco; la exaltación y excitación que se concentraba entre el gladiador y los espectadores, era inmensa y esplendorosa, casi como una unión, pero sin duda lo que más excitaba al público era ver como él depredador comía y devoraba a pedazos su presa; el darwinismo era la que regía y hasta en nuestros tiempos: el más fuerte sobrevive y era aquel que se llevaba la gloria y los aplausos de la plebe; Algo muy parecido y semejante a lo acaecido en aquella época se estaba aconteciendo en la sala de tribunales N°6 en él cual se estaba desembocando una ardua y peligrosa disputa.
A la cabeza Mancio Molettini el juez más renombrado del estado, tomaría uno de los casos más cercanos que le haya tocado en toda su vida, vinculándolo de tal forma que los abogados tanto como defensor y acusante pidieron que este caso fuese tomado a manos de otro juez quien pudiese tomar un veredicto sin ninguna vinculación o sentimiento que los uniera; Teniendo Molettini que bajarse del estrado dictador, quedando como un simple hombre el cual acusa a otro de haber asesinado a su ser más querido. Por otro lado esta el acusado Lían Grenedell un tipo buen mozo de muy buena facha, educado y distinguido sobre todo por la alta sociedad, siendo uno de los economistas más grande del estado. En tercer lugar esta la prensa que transmite en vivo y en directo a millones de espectadores que rugen por el veredicto.
El fervor de Molettini era sentido por todos los espectadores del lugar, el tener que abdicar a pedido de los abogados y el jurado al caso más importante que le ha tocado tomar, y que sin duda hubiese votado a su favor sin pensarlo dos veces, era entendible; ahora todo sería distinto, cambiarían todos los planes, todo daría un vuelco de 360, y lo peor para Mancio Molettini, es que no tenía pruebas contundentes para poder acusar a Grenedell, además para todos no era novedad verlo envuelto en cosas sucias, pero siempre ha sido liberado de todas las culpas y nunca han podido culparlo, ni meterlo preso, siempre alguien o algo impide que Grenedell fuese condenado.
El nuevo juez en compañía de los jurados, dieron el aviso de que se continuaría este caso dentro de 10 días tomando en cuenta que no se tenía previsto un cambio de juez.
Yulia Smend es una joven de 24 años recién egresada de la universidad Movility Status, graduada con honores de los cuales serían un peldaño muy relevante para su próximo trabajo, dándole chance de elegir variadas firmas que la invitaban a integrarse en sus dichos grupos; su ex profesor de ciencias jurídicas le aconsejó irse a una firma que no fuese tan conocida, según él no siempre la popularidad trae cosas buenas, en cierta forma en ello discrepaba con la joven Yulia, que tenía muy en claro que la popularidad venía de la mano con el dinero, una cosa arrastraba a la otra, también sabía que no todo lo que brilla es oro, pero sí era necesario arriesgarse lo haría, aún más por su familia.
La residencia de los Smend es en un pequeño pueblo llamado Deggendrof en el estado de Baviera, el jefe de la familia Josué Smend se desempeñaba como comerciante en la antigua feria del lugar, mientras que su esposa Dara Ryan trabaja en la biblioteca del pueblo. Dara la madre de Yulia tiene una personalidad bastante tranquila, en cambio su padre Josué tiende a ser extrovertido y espontáneo, ambos son personas muy afables y cordiales rasgo que se evidencia en la personalidad de Yulia, aún así es preciso dejar en claro que la personalidad se va construyendo en el transcurso de los años muchas veces en ventaja o desventaja, aunque la tendencia a imitar algunos rasgos de parientes cercanos en este caso sus padres es inevitable y en todos los casos de familias se puede evidenciar.
La infancia de Yulia fue muy privada, en cierta forma se puede decir que no la tubo, debido de las múltiples enfermedades que tubo, eso fue influenciando que en su niñez fuese una muchacha muy tímida y reservada con sus pares por el poco contacto que tenía con ellos, la mayor parte del tiempo estaba con doctores y personas adultas, es por ello que poco a poco fue adoptando una personalidad extrovertida y de cierta forma más adelantada que todos sus compañeros por la desenvoltura en que se expresaba a sus mayores, además muchos golpes y caídas la hicieron madurar en cierta forma rápidamente ; Siempre quiso ser profesional para poder ayudar a sus padres y como en Deggendrof no había más futuro que trabajar en compañía de su padre o en la empresa pesquera, decidió irse a Nuremberg a vivir con unos parientes, siendo este él único método de poder ser alguien más importante. Desde pequeña sufrió las desventajas de ser hija de padres de situación económica más bien baja, es por ello que tenía muy en claro que si no tenía un titulo prácticamente “no sería nadie” y por ende sería pasada a llevar por todos aquellos que en cierta forma eran importantes y desarrollaban un rol más bien primordial.
Los parientes de Yulia en Nuremberg no eran muy gentiles y amables con ella, y haciendo un gran esfuerzo trabajando de noche y estudiando de día, la joven Yulia a los pocos meses de llegar a Nuremberg pudo arrendar una pequeña casa, para no tener que molestar a sus parientes, y pasar humillaciones de las cuales nunca se las contó a sus padres para no entristecerlos, y meterles más problemas de los que ellos tenían.
Mientras tanto al otro lado de la ciudad se encontraba Mancio Molettini rumbo a su casa, al llegar su esposa lo espero en la puerta para recibirlo, muy contenta esperando las buenas nuevas, este la observo, luego cabizbaja ingreso en la casa, sin ni siquiera hacer un gesto de cortesía a su esposa.
---Que es lo que te pasa? Ni si quiera me saludas?
Mancio dejo su chaqueta en el colgador, desanudo su corbata, luego se dirigió a la sala principal, su esposa lo siguió, exigiéndole una explicación, mientras que Molettini se mantenía en rotundo silencio, su esposa indignada por la actitud grosera y arrogante, nuevamente le pregunto, a lo que este aludió.
---Que quieres que te diga!! Que soy una mierda!!
Judit la esposa de Molettini rompió en llanto, situación que hizo quebrantar el corazón de Molettini, y cuando iba a abrazarla, esta lo esquivo, pegándole una cachetada en la mejilla, luego lo miro sollozante y se fue corriendo a su recamara, tal como lo hacía cuando era pequeña para evitar los retos de su padre y los show que este armaba.
Molettini se froto la sien con ambas manos, luego fue en busca de un vaso, se sirvió del whisky que tenía en su despensa de tragos, bebió un poco luego lo quedo mirando, como si estuviese descifrando su contenido químico, de repente se le apareció el rostro de Grenedell en el trago, aumentando aun más su cólera, tomo firme el vaso y lo arrojo con toda su fuerza contra el piso, partiendo en mil pedazos el vaso, y derramando por diversas partes su contenido, luego como un niño en perdida de su juguete no pudo contener el llanto, derrumbándose al sillón, golpeando los cojines, en cierta forma para desquitar toda su furia en algo, al cabo de unos minutos, sin darse cuenta se durmió. Mientras tanto Judit, para distraerse prendió su televisor, lo primero que salía era el rostro de Molettini y la noticia que seria destituido como juez en el caso del asesinato de su única hija, nuevamente ella rompió en llanto, era por ello que su esposo la había tratado de tal manera, su corazón le comenzó a apretar muy fuerte, un sentimiento de culpa la invadió, dirigió su mirada al cuadro que tenia en su velador, en el que estaban los tres sonriendo en la piscina de su casa, se veían tan felices y contentos, ella su esposo y su amada hija. Cuando no escucho ningún ruido en la sala, Judit se dirigió con una frazada en sus manos en donde se encontraba su marido. Recogió los pedazos de vidrio, ya que ese día las empleadas tenían libre, limpio el lugar, luego miro a su marido, estaba allí tirado en aquel sillón, tan indefenso y desamparado, le acaricio suavemente su frente ordenando su pelo, le beso la mejilla, y se recostó a su lado, acomodo la frazada para que alcanzara para ambos y cerro sus ojos.